CABALLERO DEL SANTO SEPULCRO
Hablando del sepulcro en nuestra religión,
se levanta el tono y se fortifica la voz:
se nota que ahí está la verdadera tumba del hombre.
El monumento del idólatra sólo os habla del pasado;
el del cristiano no os habla nada más que del porvenir.
Hablando del sepulcro en nuestra religión,
se levanta el tono y se fortifica la voz:
se nota que ahí está la verdadera tumba del hombre.
El monumento del idólatra sólo os habla del pasado;
el del cristiano no os habla nada más que del porvenir.
Chateaubriand
El Genio del Cristianismo (4ª Parte, Libro 2, capítulo VI)
Al entrar en el segundo centenario de la Guerra de la Independencia, es imprescindible recordar al gran político e intelectual asturiano que escribió los bandos y arengas que hizo firmar a los dos Alcaldes de Móstoles, que levantaron al pueblo español contra el invasor francés en la guerra que mas gloria a dado al ejercito español, la Guerra de la Independencia.
Siguiendo la senda del lema del antiguo escudo de los Pérez de Villamil o Villaamil, “Villamil avante, con esta Cruz, delante”, Juan Pérez Villamil y Paredes, se distinguió siempre por un afán constante de servicio y superación volcado siempre en Asturias y España y empapado en todas las ocasiones de un profundo espíritu religioso. Tal filosofía de vida se podría resumir en la figura del caballero que está sobre el castillo del escudo de los Pérez Villamil que tiene una espada en la mano y en la otra, la Cruz.
El origen de su familia está en Puerto de Vega, Concejo de Navia, tal y como demuestra el pleito de Hidalguía (con motivo de su cambio de domicilio a Orense) fue ventilado por mi sexto abuelo, Don Domingo Pérez Villamil y Fernández de Talaya, (primo hermano de Don Juan Pérez Villamil y de Paredes), en la Real Chancillería de Valladolid, (Sala de Hijosdalgo, legajo 1286, Expediente 52, que terminó por la Real Provisión de Carlos III de 10 de junio de 1776. Y es que el padre de Don Domingo fue Don Domingo Pérez Villamil y Pérez Villamil hermano de Don Agustín Pérez Villamil y Pérez Villamil, que estaba casado con Doña Francisca-Cayetana de Paredes, padres de Don Juan, nuestro héroe.
También encontramos todos sus antecedentes asturianos en el Expediente nº. 1.110 de la Orden de Carlos III que se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, orden nobiliaria concedida a Juan Pérez Villamil y Paredes el 26 de abril de 1800, constando que sus progenitores nacieron en Puerto de Vega y de Luarca respectivamente. Entre las muchas condecoraciones que tuvo, y medallas académicas fue también nombrado Caballero de la Orden francesa de la Flor de Lis de la Vendée.
Don Juan Pérez Villamil y de Paredes, nació en la localidad asturiana de Puerto de Vega y fue bautizado en su Parroquia de Santa Marina, Concejo de Navia, el 2 de Mayo de 1754 falleciendo en Madrid el 20 de febrero de 1824. Fue un destacado político español, partidario acérrimo del antiguo régimen y es muy conocida su actuación como autor del Bando de la Independencia” o Bando de los Alcaldes de Móstoles, que marcaría el inicio de la Guerra de la Independencia.
Tras estudiar leyes y cánones en la Universidad de Oviedo, contrajo matrimonio con la también asturiana Doña Maria de la Vega y Ordóñez, trasladándose a vivir a Madrid, donde se colegió como abogado ejerciente. En 1758 fue nombrado Fiscal de la Audiencia de Palma de Mallorca, falleciendo su esposa el 18 de enero de 1764 mientras él desempeñaba este cargo, hasta que en 1798 fue designado como Regente de la Audiencia de Oviedo, puesto que no llego a tomar posesión por ser nombrado seguidamente Vocal y Fiscal Togado del Consejo Supremo de Guerra.
Por los méritos de sus publicaciones y estudios históricos el 9 de noviembre de 1804 fué recibido como Académico en la Real de la Historia y la Real Academia de la Lengua le nombró Académico Honorario el 13 de noviembre de 1804. En 1805 fue nombrado censor de esta institución y dos años después en 1807 elegido Presidente de la Real Academia de la Lengua por un trienio.
Posteriormente sería elegido Jefe de la Casa del Infante-Cardenal Don Luís de Borbón a la vez que desplegó su mayor actividad como Fiscal Togado del Consejo Supremo de Guerra, Auditor General y Secretario del Almirantazgo. La Junta Superior le nombro vocal en 1808 sustituyendo a Gaspar Melchor de Jovellanos que había sido encarcelado en Mallorca.
Vivió uno de los momentos mas compulsos de la historia de España desde su puesto de miembro de la Junta de Superior, cuando el general francés Murat , acuartelado con sus tropas en Madrid, solicitó permiso a la Junta de Gobierno para trasladar a los últimos miembros de la Familia Real a Bayona el 30 de abril de 1808. Inmediatamente Pérez Villamil salió de Madrid hacia su casa de Móstoles donde se instaló, pensando probablemente embarcarse a Sud América si empeoraba la situación provocada por el ejército invasor. Sin embargo, al recibir las tristes noticias de los sucesos y fusilamientos del dos de mayo, a través de su amigo Esteban Fernández de León, determinó ponerse en acción para salvar a España. Así, ante tan agobiante situación, y al ver los grupos de gente que llegaban con rostros desencajados desde Madrid comentando los tristes sucesos, tuvo la feliz idea de redactar con su experiencia de jurista y literato, dos oficios o bandos y una arenga, que fueran enviados a todas las ciudades y pueblos que fueron posibles, y se puso manos a la obra.
Dada la dificultad en las comunicaciones, organizó un sistema de emisarios hacia toda España. Tras valorar la situación, esta era la única forma de organizar la oposición a los invasores. Él redactaría los oficios y arenga y
que serían firmadas por los alcaldes de Móstoles donde residía y para dar mayor autenticidad los documentos irían refrendados por el notario local.
Aceptada la propuesta por los alcaldes de Móstoles y por el Escribano Manuel del Valle Espino, comenzó a dictar Juan Pérez Villamil :
“ Señores Justicias de los pueblos a quienes se presentase este oficio, de mi alcalde de Móstoles. Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como españoles, es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey; procedamos, pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los Españoles lo son. Dios guarde a V.S. muchos años. Móstoles, dos de mayo de 1808. Andrés Torrejón. Simón Hernández.”
Aprovechando que se encontraba en Móstoles el postillón andaluz Pedro Serrano, que junto con colegas, se encargó de repartir copias por Extremadura y Andalucía, saliendo a las siete de la tarde por el Camino Real a Extremadura. En Navalcarnero entregó su copia y prosiguió hasta Talavera de la Reina donde llegó a últimas horas de la noche.
Por eso una copia del segundo oficio, se encuentra en el Archivo Municipal de Talavera de la Reina y que fue localizado en 1940 por el historiador Rumeu de Armas. Este dice lo siguiente:
“Señor Corregidor. Muy Señor mío y de toda mi veneración. En consecuencia de haber remitido en día dos de mayo próximo pasado del corriente año un oficio firmado por los Srs. Alcaldes Andrés Torrejón y Simón Hernández, que conducio (sic) Don Pedro Serrano en posta dando noticia de lo que ocurría con el ejercito francés en el citado día dos en la Villa y Corte de Madrid para que se proporcionase socorrer aquel publico, con otras cosas de cuyo oficio por la celeridad y su pronto despacho no saque copia para dejar en este oficio de Ayuntamiento de mi cargo para lo que ocurriese; y en este estado y siendo urgente y preciso el contenido deleitado oficio, y tener noticia haberse quedado copia en el oficio de esa ciudad de
Talavera y que aun se aumentó algo más a el comisionado de orden de los señores alcaldes. Suplico a V.S. me sirva de tener a bien remitir por mi mano la copia de el referido oficio remitido por sus Mercedes con el aumento que V.S. se sirviese poner para custodiarlo con el oficio del Ayuntamiento de mi cargo para los fines que pueden ocurrir como al presente que se pide razón de él. Y no duden sus Mercedes y yo en su nombre que a la mayor y posible brevedad nos haga el favor de remitir la copia autorizada de que viviremos reconocidos quedando obligados a el tanto siempre que las suyas veamos ellas mediante. Que Dios guarde a Usted muchos años. Móstoles, 13 de octubre de 1808. Beso la mano de Vuestra Merced. Atento su seguro servidor. Manuel del Valle Espino.”
Finalmente, el aviso o arenga que redactó Juan Pérez Villamil para caminos y lugares de reunión, entradas de pueblos y ciudades fue:
“ La Patria esta en peligro Madrid perece victima de la perfidia francesa. Españoles acudid a salvarla. Móstoles, 2 de mayo de 1808.”
Todo ello resultó un éxito y de esta forma, comenzó la Guerra de la Independencia que terminaría arrojando al peligroso ejército de Napoleón de España, comenzando aquí el declive de todo un imperio.
De esta forma, con la inteligencia y el patriotismo de un solo hombre, plasmados en unos oficios y una arenga, que irían firmados por los dos alcaldes de la villa de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández, y validado por un escribano local, Manuel del Valle, se pudo informar a la Nación de lo que ocurría en Madrid, llamando al pueblo al levantamiento contra la tiranía napoleónica y socorro de la Capital y los madrileños, y se levantaría todo un pueblo que protagonizó muchos actos heróicos salvando la Independencia de España y arrojando a los ejércitos franceses y con él a José I Napoleón, el Rey intruso de España.
Con ello, recuperamos los españoles la libertad y la independencia, pero no se nos devolvieron muchísimas obras de arte, que cuelgan hoy en el Museo de Louvre y otros museos franceses. Este centenario podría ser un buen motivo para devolver a España estas obras robadas, que por otra parte están bien localizadas, y el expolio en gran parte documentado .
Poco después de los sucesos de mayo de 1808, Juan Pérez Villamil, fue deportado a Francia y sin embargo logró al poco tiempo escaparse y fugarse a Cádiz. En abril de 1812 fue nombrado Consejero de Estado y desempeñó la Secretaria de Estado y Despacho Universal de Hacienda. A pesar de sus ideas absolutistas, por Decreto de Cortes de 25 de septiembre de 1812, fue nombrado miembro de la Tercera Regencia del Reino, sustituyendo al General Don Enrique O´Donnell y Mareschal, I Conde de La Bisbal. Al continuar siendo un ferviente partidario del régimen
absolutista, terminaron separándole de su cargo en Regencia del Reino, antes de que esta quedase disuelta por disolución de las Cortes el día 8 de marzo de 1814. Cuando Fernando VII volvió a España, Pérez Villamil, que profesaba mucho cariño por el Rey, fue uno de los que le recibió en Valencia. Mas tarde junto con Pedro Gómez Labrador, redactaría el 4 de mayo de 1814, el “Manifiesto de los Persas”, mediante el cual, siguiendo las directrices de Pérez Villamil, Fernando VII abolía la Constitución de Cádiz y volvía a implantar la Monarquía Absoluta. En el nuevo gobierno el Rey le nombro Ministro de Hacienda siendo conocido como “el Curandero de la Hacienda”. La Sociedad Económica de Amigos del País de Oviedo le hizo su Director (1816 a 1820) siendo luego elegido Director Perpetuo, y fue nombrado Académico de Bellas Artes de la Real Academia de San Fernando y miembro de la Sociedad Económica Matritense. Tras la restauración absolutista de 1823 Pérez Villamil fue nombrado Consejero Real, hasta que falleció en Madrid el 20 de febrero de 1824 a los 20 años de edad. La Universidad de Oviedo, de la que fue benefactor le dedicó unas solemnes exequias y una lápida recordatoria. Entre su sobras jurídicas, destacan “Las Leyes de Toro”(1776); Disertación sobre la excelsitud de la abogacía, dedicada a Campomanes (1782); Los Reyes de Asturias (1786); “El Cronicón Mallorquín del Gobierno del Rey Roberto; Historia civil de la isla de Mallorca; Elogio del Rey Carlos III, que este en Gloria” (1789) ; “Doctrina doctoris Antonii Gomezii..ad leges Tauri, escudeata, et in compedium redacta.”.(1776) .
También destacan sus traducciones de clásicos como “De rustica, de Columela”, etc. Utilizó frecuentemente el seudónimo literario de Juan Paredes. Tenemos también que recordar además que aparece como personaje literario en su época de Ministro de Hacienda en Memorias de un cortesano de 1815, novela perteneciente a los Episodios Nacionales de Pérez Galdós”
La Villa de Navia a la que pertenece Puerto de Vega, esta hoy hermanada a la Villa de Móstoles por Acuerdo tomado en el Pleno Extraordinario del Ayuntamiento el día 14 de abril de 2004 y recuerda a su preclaro hijo con el Museo Etnográfico al que le ha dado su nombre inaugurado en septiembre de 2001 y que esta gestionado por la Fundación “Amigos de la Historia”. El Municipio de Móstoles en 1868 le recordó con un homenaje y con la colocación de una placa en la que se recordaba como iniciador de la Guerra de la Independencia, cuya llama el encendió, siendo su texto el siguiente:
2 de mayo de 1808
A Don Juan Pérez Villamil
Iniciador de la Guerra de la Independencia
A los Alcaldes de esta Villa. Don Andrés Torrejón y Don Simón Hernández, que secundaron tan patriótico pensamiento. Para perpetua memoria, la Junta revolucionaria de 1868.”
Su casa con su huerta y otras propiedades de Móstoles de la Calle Navalcarnero la donó a la Universidad de Oviedo para crear una Cátedra de “Vera Religione”. Nos encontramos pues, con el iniciador y primer héroe de la Guerra de la Independencia, cuyo segundo centenario celebramos.