Luís que era hijo de José Sánchez Gómez y Elena de Prat Agacino, nació en Madrid el 3 de enero de 1886 a las 4hr, y 20 min. Le pusieron los nombres de Luis, José, Joaquín, Antero y Pedro, como era costumbre en esa época. Cuando nació Luís la familia vivía en la calle Claudio Coello nº 42 4º izda. y al poco tiempo se fueron a vivir a la calle Goya nº 11. Esta zona era una de las más selectas de Madrid y aún hoy día el triángulo Serrano-Goya-Velázquez sigue siendo de las más apreciadas y revalorizadas de la capital. En su partida de bautismo aparece como padrino su tío Manuel Prat y Agacino. Estos lazos de padrino-ahijado acompañados a que era tío carnal suyo crearon unos sentimientos muy fuertes entre ellos.

Tanto es así que se escribían cartas con cierta frecuencia, sobretodo cuando Luís estaba estudiando en Suiza, donde lógicamente apreciaría mas las noticias que le llegaran de sus seres queridos.

En el verano del año 1892 Elena, embarazada de Juan, se trasladó a la isla de Cuba con todos sus hijos para pasar una temporada con su marido José que ejercía el cargo de General de división en la zona.

Me es difícil imaginar el trajín de bultos, baúles y maletas que se formaría, pensando que incluso se llevaría comida española (garbanzos, judías, chorizos, jamones, etc.) También me maravilla como llevaría el control de sus 6 hijos (quedarían cuatro todavía por nacer) para que no se le extraviara ninguno… sobre todo en el barco, para que no se cayeran al mar.
Esta foto se la hicieron en La Habana y se ve a Luís montado en el poney de cartón, foto de estudio clásica de la época.

Uno de los colegios más cercano a su domicilio era San Luis de los Franceses y allí fue donde Luís realizó sus estudios de primaria y bachiller. Entre las disciplinas más importantes estaba la asignatura de francés, idioma que terminó dominando al término de sus estudios. En ese colegio tomo su primera comunión.
Es significativa la sencillez del traje con pocos motivos religiosos, supongo que sería moda de la época. Era un buen estudiante y la asignatura que más le gustaba eran las matemáticas. Al comenzar el segundo curso de bachillerato tuvo un profesor nuevo de dicha asignatura y creo que fue gracias a éste que Luís le cogiera tanto gusto a los números. La disciplina en los colegios era muy rígida y recuerdo con cariño la anécdota que Luís me contó en una ocasión sobre ese profesor. Cuando se hizo cargo del curso y para conocer el nivel de sus nuevos alumnos, les empezó a hacer preguntas sobre la materia. Al llegar el turno de Luís contaba que le preguntó algo sobre los quebrados. Luís eufórico contesto al problema que se lo sabía bien. Sin embargo, eso no fue óbice para que el profesor le regañara con energía diciendo: ¡Cuando hable con Ud, debe ponerse en pié! Luís con su timidez natural respondió, ¡Ud perdone profesor, pero ya estoy de pié! Y es que la estatura de Luís era más bien baja para su edad. Esta anécdota se la repetía miles de veces a sus hijos porque ellos también dieron el estirón bastante tarde. La familia iba a menudo a pasar las vacaciones estivales a La Granja en Portugal. En esta villa tenían una finca llamaba ―Villa Elena‖. La finca tenía una gran casa rodeada de un frondoso jardín con grandes árboles que al anochecer provocaban temor entre los más pequeños.

Elena con su firmeza de carácter e influida por la mentalidad militar de su esposo, no podía tolerar la palabra miedo entre sus hijos, así que al atardecer ponía unos lazos en los árboles y obligaba cada noche a uno de sus hijos ir en busca de esos lazos. Imagino que debía de pensar un niño enfrentándose a su miedo…..Supongo que esos chicos harían todo tipo de triquiñuelas para confundir a su madre y que creyera que estaban todos los lazos recogidos, pero estoy segura que nunca lograban su propósito.
La villa tenía una estación de ferrocarril, donde mi abuelo, Luís iba cada tarde para ver llegar el tren, un tren que aparecía envuelto en un gran manto de humo y que con sus agudos pitidos anunciaba su llegada. Quizás fue ahí precisamente cuando Luís tomo afición por los ferrocarriles.

En los viajes de regreso desde Portugal a España, la familia llevaba siempre consigo un botijo lleno de leche para saciar la sed de los más pequeños. El encargado de llevar dicho botijo era el mayor, José. Un día, estando sentados en la estación de la Granja, oyeron la llegada del ten y se dispusieron todos para subir al mismo, cuando su papa le pregunto como siempre,- ¿José llevas el botijo?,- Si papa, lo llevo,- respondió José. Así pues todos se acomodaron en sus asientos y el tren emprendió su marcha, cuando ya habían salido de la villa rumbo a Madrid, se dieron cuenta que lo que llevaba José tan celosamente agarrado con su mano, era simplemente el asa del botijo. Siendo estos niños ya mayores seguían acudiendo a "Villa Elena "a pasar temporadas con la familia y rodearse de sus amistades.

El bachillerato lo terminó con 14 años sin perder ningún curso y con buenas notas. Sus padres tenían mucha amistad con Emil Walker, profesor de la escuela pública secundaria de Winterthur en Suiza y Luís era íntimo amigo de su hijo Peter con quién jugaba mucho durante los veranos ya que solían pasarlos juntos entre El Espinar (Madrid) y La Granja (Portugal). Ambos progenitores quedaron de acuerdo en que Luís fuera a estudiar la Secundaria y la Carrera de Ingeniero Industrial a Winterthur y para ello pasaría el primer año de su estancia en su casa hasta que se adaptara a las costumbres e idioma.

Así fue. En Agosto de 1901 y con solo 15 años Luís se fue a Winterthur para estudiar. Hizo el viaje completamente solo y sin saber casi nada de alemán, idioma dominante en esa parte de Suiza. Gracias a que hablaba el idioma francés se pudo defender en su viaje y en sus primeros pasos en esa nueva tierra. Debió de ser un gran desafío para él, dada su gran timidez, moverse en un medio totalmente nuevo y con un idioma distinto. Me imagino que gracias a su buen oído, tesón y ganas de integrase, el alemán lo llegó a dominar en poco tiempo. Lógicamente sus amigos y por supuesto sus profesores también le habrían ayudado. Llevaba cuatro meses en Suiza cuando le comunicaron la muerte de su padre que ocurrió en diciembre de 1901. Desconozco si volvió a Madrid para el entierro, aunque conociendo el carácter de su madre, es muy posible que se quedara en Winterthur. Su amigo Luis Luci le escribe por esas fechas desde Ginebra una postal, diciéndole en broma ‖Me divierto bastante y tú seguro que estarás metido en tu cuarto sin salir y estudiando‖. Poco podía suponer su amigo la tristeza y el dolor que embargaba a Luís en esos momentos al haber perdido a su padre.

La casa de Emil Walter, donde vivía Luís al principio, estaba un poco alejada de la Facultad de Ingenieros lo que le suponía andar bastante para llegar hasta allí tanto con buen tiempo y como aún peor con malo. Así que después de insistir mucho a su madre, logró que le mandaran dinero para comprar una bicicleta y poder ir así a clase más cómoda y rápidamente. Nunca se separaba de ella y sus paseos con la misma eran interminables. Durante ese primer año de carrera, conoció a estudiantes de varias nacionalidades como Luis Luci (Italiano) Norton (Portugues), Jorge (Francés) Zamora (otro Español) además lógicamente de la familia Walter donde se alojaba. Mantuvo su amistad con todos ellos a través de cartas y postales durante mucho tiempo. Al comenzar el segundo curso se fue a vivir a la Pensión Wojcik que estaba mucho más cerca de la Universidad.

En ese curso conoció a sus dos íntimos e inseparables amigos, León Lizarriturri y Félix Haering. Estos no solo eran compañeros de estudio, sino también de bailes, juergas y todo lo concerniente a la juventud. La amistad perduro a través de los años, Félix se convirtió en el tío Félix, así lo llamaron los hijos de Luis, pues fue también el padrino de una de las hijas de Luis, Margarita. Los inseparables amigos siempre que salían de clase lo primero que hacían era ir a una tienda donde vendían un poco de todo. Mientras Luís y León miraban y remiraban los periódicos y las postales de las ―descaradas vedettes‖ de esos tiempos que enseñaban las piernas, Félix que era un glotón terrible se ponía morado de comer pasteles. Los 3 amigos eran muy aficionados a patinar sobre hielo. Con bastante frecuencia iban los sábados a practicar este deporte. A veces Luís se quedaba en el mismo lugar dando saltitos y encogido como muerto de frio.

El tío Félix, se enfadaba y le decía ¡Luis, deja de hacer tonterías porque me vas a dar!, Luís seguía con lo mismo hasta que León llegó al encuentro de ellos, se agarró a Luís para comentarle algo y este perdió el equilibrio con tal mala fortuna que clavó una punta del patín en toda la espinilla de Félix. Aparte del dolor que sintió, vio que unas gotitas de sangre traspasaban el calcetín y parece ser que fueron las gotas que colmaron su paciencia. Lleno de ira salió corriendo para coger a Luís, pero con tan mala suerte que en su carrera y sin fijarse en nada tropezó con su profesor de violín cayendo los dos al suelo. Desconozco lo que hizo después el bueno del profesor. Fue en esos tiempos cuando se entero por su madre que habían ascendido a su tío Joaquín a Teniente General. Luis recibió una cariñosa postal de su mamain…… Creo que esta postal es un claro ejemplo del amor tan grande que esta madre tenía a su familia. Como curiosidad cabe dice que Elena escribió a mi abuelo cientos de postales y como vemos en este ejemplo tenían en el dibujo una letra del alfabeto, esta en concreto lleva la letra ―P‖, Titos tiene todas esas postales guardadas y con el alfabeto completo.

Transcripción de la postal que Elena le envía a su amado hijo.

18/11/1903 .-Amado Luisito mío. Recibí tu carta y supongo habrás visto mis replicas en que te decía del asenso del tío Joaquín. Llevo unos días de jaleo y pena con el ascenso del tío a quien le he dado todo lo de papá y naturalmente he sufrido mucho al tener que andar con todo para mi tan sagrado. Escríbeme amor mío y estudia mucho para que todo salga a medida de nuestros deseos. Te adora y bendice tu madre.

Luis y sus amigos algunos domingos iban a Zurich a pasar el día con varios de sus antiguos compañeros del primer año y que por diferentes causas habían dejado la escuela y la carrera. Por la tarde era habitual aprovechar la estancia e ir al baile para ligar con las chicas de la capital. En una ocasión después de un baile y supongo que un poco ―piripis‖, los tres inseparables paseaban por la plaza principal. En uno de los edificios que rodeaban dicha plaza se encontraba un precioso reloj grande y con un termómetro que asomaba por encima de la esfera. Comenzaron a tirar piedras a ver quien daba más cerca del centro. Sucedió lo esperado, se rompió el cristal que guardaba el mercurio y éste rodó por toda la plaza y casi sin hablar, salieron más que corriendo, volando. En uno de sus viajes a Madrid le invitaron a una fiesta y conoció a una íntima amiga de su hermana María llamada María Cobo de Guzman sobrina de Fernando Primo de Rivera (Mariuchi, como la llamaba Luís) y se enamoró perdidamente de ella. Mucho escribía Luís a Mariuchi pero siempre se quejaba de que ella no le contestaba y que tardaba mucho en hacerlo. Luis, a pesar de ser chico tenía mucha confianza con su madre y a veces le explicaba sus penas, esta vez seria pidiendo consejo a su mamain, como él la llamaba, diciéndole que recibía cartas de su novia Mariuchi muy tardías que había llegado a pensar que su amor por Mariuchi no era correspondido de la misma manera y su mamain le aconsejó que no le abriera demasiado su corazón antes de casarse, con confidencias íntimas, por si el noviazgo no culminaba en boda. Literalmente en una carta de forma directa y simple le dijo:‖No me parece bien que digas ciertas cosas a Mariuchi, porque si hoy sois novios, mañana podéis dejar de serlo‖. Continuaron escribiéndose durante toda su carrera, y le mandaba postales donde aparecían él y León. Cuando no estaban en exámenes, les invitaban a muchas fiestas y claro está no se perdían una, primero para conocer chicas y segundo para comer gratis.

En una de estas fiestas, conoció a una joven llamada Anita (alemana) y comenzaron a salir casi a diario. Debió enamorarse bastante de ella pues tengo más de 100 postales de Anita escribiéndole desde 1902 hasta 1914, creo que mi abuelito era muy enamoradizo. La abuela se enteró de éste enamoramiento a través de algún amigo de Luís y rápidamente le envió dinero para que en un fin de semana viajase a Madrid para cantarle las cuarenta. Le hizo prometer que se olvidaría de ese asunto y que terminaría la carrera sin repetir curso. De nuevo en Suiza continuó estudiando y por supuesto viéndose con Anita A Luís le gustaba jugar al futbol y en 1905 formaron un equipo, llamado Foot-Ball Club Latín. Como se puede comprobar en la foto, solo había dos españoles, Manuel Zamora y Luís. Cuando finalizaba un partido, siempre se reunían en el restaurante Warkburg y se ponían morados de cerveza.Termino su carrera en Julio de 1907 con muy buenas notas, así que se trasladó a España para poder pasar ese verano con su familia en el Espinar. Su Abuela paterna le invitó a unos festejos que tenían lugar en Cádiz. 

En Septiembre de ese mismo año se marcho a Port Bou para ampliar sus estudios en Wagon Lits, el equivalente a lo que sería hoy día Master en Ferrocarriles. Estuvo dos años alojándose en el Hotel Buffet de la Pase

 En 1910 contrataron a Luís en M.Z.A. (siglas de la empresa ferroviaria Madrid-Zaragoza-Alicante) y su primer destino fue Albacete. Estuvo varios meses en la Fonda Cerdán hasta que su madre le escribe en mayo diciéndole que comience a buscar casa en alquiler porque quiere pasar esos días con él en un piso y no en una pensión. Encontró un piso bueno en la calle Mayor nº 53 de Albacete. A pesar del tiempo transcurrido y de la distancia, seguía su amistad con Felix Haering y en 1914 volvieron a verse para asistir a un cotillón y recordar así sus tiempos de estudiantes.

Continuó en Albacete bastantes años más pero en 1922 vino a Madrid a una cena conmemorativa con todos sus antiguos compañeros de Colegio. Luís tenía que ir muchas veces a Barcelona para asuntos de su trabajo y como siempre no perdió la oportunidad de asistir a una velada con cena y baile que se organizaba en casa de un amigo suyo, lo que me confirma que mi abuelo era bastante juerguista. Allí fue donde conoció a Carmen y parece ser que fue un flechazo porque cada fin de semana que podía se iba a Barcelona para encontrarse con ella. Y como Carmen tiene toda la importancia del mundo, porque al fin y al cabo iba a ser mi abuela, hago un apartado para contar lo poco que se sobre ella y su familia.

Sus padres se llamaban Juan Lacasa de Juneda y Ramona Solé de Albesa (nacidos ambos en la provincia de Lérida). Tuvieron tres hijos nacidos en Aspa: La hermana mayor Teresa, era muy autoritaria y traía a sus dos hermanos a mal traer, Carmen, mi abuela, que nació el 13 de Julio de 1897 y por último un varón que se llamó Juan.Vivieron en este pueblo hasta que Juan quiso hacer estudios. Mi bisabuelo, que era un hombre de negocios, vio en la carrera de su hijo, la excusa para salir del pueblo y trasladarse a Barcelona.

La foto de Carmen de primera comunión. A pesar de que la fotografía está hecha a primeros del siglo XX, el traje no difiere mucho de los actuales. En cualquier caso se ve que mis bisabuelos tenían recursos económicos para hacer el dispendio de un traje tan elegante.

Mi abuela estudió bachillerato en un Colegio de Monjas que se encontraba casi al lado de su casa de Aspa. Era tal su afición a las artes y en concreto al teatro, que en cuanto tenía la mínima ocasión incluso se escapaba de casa para ir a ver la función que ponían en un teatro ambulante que visitaba con cierta asiduidad el pueblo. Como la función era siempre la misma, mamá llegó a aprenderse de memoria todos los papeles de los protagonistas hasta el punto que tanto en clase como en el recreo se ponía a recitar los pasajes de la obra con gran alegría por parte de sus compañeras de colegio. Ya en Barcelona, su única ilusión y gran afición era trabajar en un teatro o mejor dicho llegar a ―ser artista‖.En cuanto podía se escapaba por las tardes de casa, asegurando que ya había estudiado TODO, para ir a ver los ensayos de las funciones que interpretaba Rafael Rivelles en un teatro. Tantas veces iba que ya la conocían todos los artistas, incluso Rafael y en ocasiones cuando faltaba alguno/a de ellos por razones de salud, le sustituía en los ensayos al saberse de memoria todos los papeles. En una ocasión la dejaron interpretar un papel en el cual solo tenía que sujetarse a una mesa al sentirse muy mareada y caerse al suelo.

Todo salió tan perfecto que comenzaron a aplaudir poniéndose incluso el público de pie. Pero he aquí que cuando sus compañeros la ayudaban a levantarse, vieron que la salía sangre por la frente y es que cuando se cayó un jarrón de cristal que se encontraba en la mesa se rompió en la cabeza de Carmen y la hizo una brecha. Fue una ovación tan grande que ni el mismo protagonista de la obra daba crédito a su maravillosa interpretación. Aparte de esta afición, también la gustaba mucho la música. Tal fue su insistencia en aprender a tocar el piano, que consiguió que sus padres le pagaran unas clases particulares de piano y solfeo durante dos años. Aprendió a interpretar a los clásicos, pasando largas horas practicando el piano que tenía en su casa.

Su relación fue más bien corta pero como Luís ya tenía su residencia en Madrid y un trabajo bueno y seguro, aparte del amor que sentían ambos, la pidió en matrimonio a sus padres pero tanto ellos como la madre de Luís no daban su consentimiento para esta unión. Por fin se casaron en la parroquia de la Paloma en Madrid el 6 de abril de 1924.
Se trasladaron a vivir a la calle de Bastero donde nacieron los hijos de Luís y Carmen. Mi abuelo Luís llamaba cariñosamente a su mujer, Mamen, al nacer yo y mis padres ponerme el nombre de Carmen por mi abuela, también herede el sobrenombre de Mamen. La primera en nacer fue Carmen que murió a los dos años de una infección intestinal. Luego nació Luis (vivió solo un mes) y por último nació José Luis (murió casi al nacer).Tuvo varios abortos posteriormente así que locos de dolor y sin saber a que eran debidas estas muertes consultaron a un médico muy famoso por aquellos tiempos y les trató con unas inyecciones dolorosísimas durante seis meses.

Esto dio un buen resultado así que nació Elena (mi mama) después llego Joaquín, en aquellos años con la familia vivía Juana, la niñera. Luís trabajaba como ingeniero en la RENFE y lo trasladaron a Albacete fijando su residencia en la plaza Canalejas nº 4 y allí es donde nacieron Margarita y María de los Llanos. Siendo esta muy pequeña volvieron a Madrid, no sin antes dar un último paseo por las calles de Albacete hasta llegar a la estación del ferrocarril. Ya en Madrid se instalaron en un piso en la calle General Pardina donde nació José Luís. Luego se trasladaron a la calle Hermanos Miralles, en esta casa pasarían muchos años y de ella saldrían esos hijos para casarse y formar su propio hogar. Era una familia muy unida, compartían juegos, rezos, labores etc… La vida de la época les daría, como a todos, un gran revés, la guerra civil Española.

Al poco del inicio de la guerra mi abuelo fue detenido por los milicianos y lo llevaron a la cárcel, Luís llevaba un buen abrigo de lana y cuando algún compañero de la cárcel tenia frió o se encontraba enfermo, mi abuelo le ponía el abrigo diciendo que eso era el mejor remedio, pues su abrigo era el ―curalotodo‖. Un día los carceleros les dijeron que si alguien quería trasladarse a una cárcel más cerca de sus familias se subiera al camión que había en la puerta, todos se apresuraron a salir, pero Luís en aquel momento se encontró con un amigo de la infancia y perdió un tiempo hablando con él. Con toda la gran confusión que se formo allí, nadie se dio cuenta que Luís no había subido al camión, el enfado que conllevo la perdida de subir a ese camión se vio fuertemente compensada al enterarse poco tiempo después que ese camión llevaba otro destino muy diferente,‖ Paracuellos‖. Mi abuelo se libro de una muerte segura. Cuando por fin salió de la cárcel se refugió en la Embajada de Suiza.

Durante la guerra, los niños hacían con papel de periódico y unas gomas una pelota con la que se entretenían jugando en la terraza de la casa. A veces desde la terraza veían pasar por el cielo los aviones y obuses. Joaquín el hermano mayor era el encargado de ir cada día a un colegio que había al lado de casa a buscar el rancho. El día que relato Joaquín discutió con su hermano pues este, el pequeño, quería acompañarlo, claro está la cordura gano y fue Joaquín solo al colegio, vio pasar un obús a escasos metros de su brazo, tardo mucho en recuperarse del susto y más cuando pensaba en lo que podría haber pasado si hubiera consentido.

También con la familia vivía una chica que se cuidaba de todo un poco, se llamaba Pili. Un día unos aviones echaron unos panes amarillos que cayeron en los tejados de las casas, Joaquín el mayor de los chicos se subió a los tejados con la curiosidad de saber que era lo que caía del cielo, la mala suerte acompaño la curiosidad de los chicos, pues unos vecinos los vieron y denunciaron, entonces subieron a la casa los milicianos, fue Pili quien los convenció solo se trataba de una travesura de los niños. Que ella no iba a dejar que los niños pasaran hambre. Corrían malos tiempos y el hambre apretaba, cuando recogían su ración de pan y Pili se disponía en la cocina a cortar las raciones, siempre al lado suyo había alguno de los niños esperando que terminara para recoger las migas.

Mi abuelo tenía en su casa armas de recuerdo de su papa, el Teniente General Sánchez Gómez, en tiempo de la guerra había registros en las casas por parte de ambos bandos, Luis le pidió al portero de la casa que por favor le escondiera esas armas para que no se las quitaran en alguno de los registros. Así fue como Anton, el portero, escondió los recuerdos de la familia en el hueco de la calefacción. En el tiempo que estuvo Luís en la cárcel enfermó y con el tiempo derivó en una tuberculosis, por esa razón estuvo pasando temporadas en climas limpios y puros. En ocasiones se iba a los Pirineos a un balneario casi siempre acompañado de su hija Elena. Un año estando en Panticosa allá por el mes de septiembre sufrieron los efectos de una gran tormenta que llegó a inundar la parte baja del hotel y tuvieron que ser evacuados. Luís era una persona que amaba mucho a su familia, lo vemos en las numerosas cartas y postales que se escribía con sus hermanos, su madre, sus amistades etc... En realidad a Luís le gustaba mucho escribir. En los años que estuvo semi postrado en la cama por su enfermedad siempre escribía poesías, cualquier cosa que pasara, oyera o pensara era motivo de algunas letras en un papel.

Los años pasaban y esos hijos fueron creciendo hasta llegar el momento de formar sus propias familias. Luís vería casarse solo a dos hijos, Joaquín que se caso con Mª Dolores, y a Elena que lo haría un año después con Antonio. Los demás hijos se casarían años después. Luís vería nacer a 5 de sus 17 nietos. La enfermedad le impidió tener en sus brazos muchos de sus descendientes, pues esta se lo llevó el 9 de noviembre de 1961. Mi abuelo siempre guardaba todas las cartas y postales, así como las poesías que escribía, también muchísimas fotos a las que les había puesto el nombre. Gracias al amor con que él y su hija Titos (mi tía) las han guardado, me ha sido posible reconstruir la historia de mi familia. Aunque solo conocimos a mi abuelo Luís 5 de los nietos, creo que en su legado esta todo el amor que supo dar, todos lo tenemos muy presente incluso los que no lo llegaron a conocer, pues los hijos, o sea nuestros padres, siempre han sabido hacernos llegar el cariño y dedicación a la familia, que era la primera enseñanza de Luís Sánchez-Gómez

Él era mi papi, yo era su Mamen y aunque se fue cuando yo era muy pequeña me acuerdo mucho de él, al igual que mi papa que tampoco esta ya conmigo, siempre los llevo en mi corazón. Las enseñanzas y cariño que los dos me dieron son los que me han formado en la persona que soy. Gracias a mi papi y a mi papa.