Nace Juan Manuel Thomas Aquino de Prat en Málaga el día 7 de marzo de 1801, hijo de Juan de Prat y de María Manuela de Zea Bermúdez y es bautizado en la parroquia de San Juan de esa ciudad dos días después, oficiando como padrino su abuelo materno Manuel Zea Bermúdez. De su infancia poco se sabe a ciencia cierta, pero puedo suponer que no fue precisamente tranquila si tenemos en cuenta que tuvo que vivir la enfermedad de su padre, la muerte de su abuelo, la pérdida de su hermano pequeño y la ―guerra del francés.

A los 18 años de edad (1819) ingresa en el ejército en el que servirá hasta el año 1825 en el que se le concede a petición propia licencia definitiva.

A pesar de su corta carrera militar, esta no estuvo exenta de vicisitudes Juan ingresó en la Guardia de Corps, que estaba compuesta por gente escogida y destinada a prestar servicio en la inmediación del monarca y generalmente estaba constituida por tropas de caballería. La desaparición de este cuerpo fue el 3 de agosto de 1841, y posteriormente, esa función fue desempeñada por el cuerpo de Guardias Alabarderos y el escuadrón de la Escolta Real. A la edad de 20 años es nombrado Teniente con un sueldo de 8400 reales. Juan mientras que prestó servicio al Rey estuvo a punto de morir por una caída del caballo a consecuencia de la cual se rompió el brazo derecho por tres sitios. La situación política en Europa en aquellos momentos no era ajena en España, y una vez derrocado definitivamente Napoleón las monarquías europeas establecieron un acuerdo, denominado Santa Alianza, para no permitir una nueva propagación de revoluciones como la francesa. Es por eso que entran en España 100,000 franceses, llamados los "Cien Mil Hijos de San Luís", a petición de Fernando VII con la intención de restablecer el absolutismo amenazado por los liberales.

En junio de 1823, siendo Juan teniente de Caballería del Resguardo Militar al mando de un destacamento de infantería y caballería en Estepona con el que persiguió el contrabando, estuvo a punto de ser pasado por las armas por un grupo de sediciosos, de no ser por la intervención del gobernador de Málaga que acudió en su ayuda, sofocó la rebelión y después de un consejo de guerra ejecutó a sus cabecillas. Entonces fue agregado por el General Zayas al Regimiento de Dragones del Rey y fue el propio general quien le confió esta peligrosa misión: Estando bloqueada la villa de Cádiz por el ejército y Armada francesa fue enviado a llevar unos pliegos de gran importancia para el gobierno que con el Rey Fernando VII (este como cautivo) se encontraban en esa plaza. Salió de Málaga de noche, en una barquilla de pescadores, y al pasar por el estrecho de Gibraltar cruzó el fuego de las tropas francesas. A su llegada a Cádiz entrego sus despachos al Ministro de la guerra D. Manuel de la Puente.

A su regreso a Málaga, también de noche y en otra frágil embarcación, fue hecho prisionero por los franceses que ya ocupaban dicha ciudad y aprovechando un momento de distracción de aquellos, se deshizo de los documentos que portaba arrojándolos al mar. Acusado de liberal por sus enemigos a causa de los fusilamientos del Resguardo, fue encarcelado por el Teniente General D. Juan Caro y juzgado por las leyes militares, contestando a los cargos con firmeza y sin desmentir sus principios y después de dos meses fue expulsado de Málaga y confinado en Canillas de Aceytuno en la Sierra de Vélez, donde permaneció desterrado seis meses después de los cuales y a instancias de su familia, le fue concedido permiso para volver con los suyos. Visto lo anteriormente expuesto, aunque ya estuviera ―purificado‖, no es de extrañar que en julio de 1825 pidiera y le fuera concedida la licencia absoluta del ejército y se pusiera a servir en el ramo de Correos en octubre del mismo año como oficial de tercera en Lugo y un sueldo de 6.600 reales, en donde permanece hasta enero de 1831 en que es nombrado interventor y destinado a Vitoria con un aumento a 12.000 reales. Ahora comenzará una nueva etapa de su vida muy distinta a la que tuvo como militar. Según Rodolfo E. Eggers y John Philip Werner, dos estudiosos de la historia de la familia, Juan de Prat y Zeneide Moret de Blaramberg, se casaron en Odessa – Rusia – en 1830. Desconozco los detalles de cómo, donde y cuando se conocieron Juan y Zeneide, aunque supongo que sería a través de algún miembro de su familia.

Zeneide Moret de Blaramberg nacida en Moscú en 1806 es hija de Jean y Carolina de Courtenay. Zeneide pertenece a una familia aristocrática flamenca que fue de vital importancia en su zona tomando parte activa en la lucha por la independencia holandesa, que comenzó a fines del siglo XVI.

Durante el siglo XVIII varios miembros de la familia Blaramberg fueron muy conocidos y admirados y gozaban de la atención de los reyes de Francia y supieron dar a sus países arqueólogos, pintores, escultores y militares. En 1832 Juan y Zeneide serán padres de un chico al que le pondrían por nombre Luís. En Vitoria permanece hasta que en enero de 1833 es nombrado Oficial primero del Archivo de Secretaria de Estado, cuyas funciones nunca llegó a desempeñar puesto que siempre se ocupó, junto con otros oficiales, de los expedientes y asuntos más graves de la época. Entonces fue propuesto para los honores de Secretario de S.M la Reina Gobernadora en razón de diversos Decretos Soberanos que se extendieron con su letra. Ese mismo año y con motivo de la jura de Isabel II como princesa heredera y en atención a sus méritos y servicios le es concedida la Cruz de Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y posteriormente nombrado Secretario con ejercicio de decretos de la Reina.

Poco tiempo desempeñó ese cargo ya que un mes después, en noviembre de 1833 es nombrado Cónsul de S.M. en Bayona – Francia – y allí se traslado con su esposa Zeneide y su hijo Luís. Durante este periodo, en 1835, nacería su hija María Manuela. La familia de Prat y Moret de Blaramberg permaneció en dicha ciudad hasta marzo de 1836, año en que es destinado como Cónsul a Marsella. El 6 de octubre de ese mismo año Juan prestará juramento de fidelidad a la Reina Dª Isabel II de Borbón y a la constitución política de la Monarquía española decretada en las Cortes en 1812. Allí pasaría un periodo de muy intensa actividad, atento a todas las maquinaciones revolucionarias que se urdían contra el poder establecido en el país, expidiendo correos extraordinarios a Madrid y otros puntos, pasando personalmente la frontera facilitando auxilio a las tropas Constitucionales. Promovió una suscripción, poniéndose al frente de ella, para atender a la organización del cuerpo de Voluntarios de Isabel II, reunió de varios patriotas 12.000 reales que entrego a la comisión competente y para necesidades de estado entrego el 25 % de su sueldo. Facilitó con consentimiento del gobierno las primeras expediciones de vascongadas a Montevideo para quitar fuerza a la revolución en las Provincias. Por otra parte trabajaba para favorecer el comercio entre ambas naciones, desempeñando comisiones reservadas para el Gobierno, en Roma, Nápoles, etc...Durante su Consulado en Marsella no cejó en su empeño de servir al gobierno, descubrió planes de revolucionarios de diversas opiniones, interceptó y transmitió al gobierno correspondencia de sumo interés y encontró, devolviendo desde Marsella, el estandarte de un regimiento de Caballería substraído a España por un oficial refugiado, y cuando en 1840, exiliada Dª María Cristina y Espartero como nuevo Regente, Juan es cesado de su cargo, este no volverá a España, sino que desde Marsella organizará y financiará con fondos de la de la Reina Madre los medios para que varios generales volvieran a su patria contratando en Marsella un vapor que los llevó a las playas de Valencia y con los esfuerzos de dichos voluntarios desapareció la revolución anarquista y se pondría a Isabel II en el trono de España. La nueva soberana le confirmó en su cargo de Cónsul en la ciudad de Marsella, donde pasó los últimos años de su vida junto a su esposa Zeneide, falleciendo en dicha ciudad el 31 de agosto de 1864. A lo largo de su vida recibió varias condecoraciones y nombramientos que relaciono a continuación.

Condecoraciones y nombramientos de Juan de Prat Zea Bermúdez

  • Cruz supernumeraria de la Real y Distinguida Orden de Carlos III en 1839
  • Cruz Comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica en 1845
  • Comendador de la Real y distinguida Orden de Carlos III en 1848
  • Oficial de la Legión de Honor en 1852